Mit „Boza! Boza!“-Rufen sind heute morgen um 9 Uhr die 311 Boat-people mit dem NGO-Seenotrettungsschiff Proactiva Open Arms in Algeciras angekommen, die nach ihrer Rettung im zentralen Mittelmeer 1.000 Seemeilen westwärts bis an die Meerenge von Gibraltar gebracht werden mussten, um in Europa aufgenommen zu werden. Italien und Malta hatten das Anlanden verweigert. Unter den Boat-people befinden sich 139 Minderjährige und 70 Frauen. Maghrebiner*innen, denen eine baldige Abschiebung drohen würde, sind nicht unter den Boat-people. Anders als bei früheren Anlandungen der Open Arms verweigert die spanische Regierung dieses Mal die Ausstellung einer einmonatigen oder eineinhalbmonatigen Aufenthaltsgewährung. Die Angekommenen durchlaufen jetzt dieselben Prozeduren wie die anderen Boat-people, die aus Marokko oder Algerien nach Spanien übersetzen.

Las 308 personas rescatadas por el Open Arms llegan a la bahía de Algecira

  • El buque ha atracado en el muelle de Crinavis, en el municipio gaditano de San Roque, cerca de las nueve de la mañana
  • „¡Boza! [¡victoria!]“, coreaban los recién llegados a medida que el barco se adentraba en el puerto andaluz
  • El Gobierno aplicará el „protocolo habitual“ en las llegadas a las costas andaluzas, una decisión que no se hizo pública hasta las horas previas al desembarco

El 9 de agosto, el barco de rescate Open Arms atracaba en Algeciras con 87 personas a bordo. La decisión de recibir al buque en el puerto andaluz confirmaba el giro del Gobierno en el protocolo que había activado previamente para acoger a los rescatados por las ONG que operan en el Mediterráneo: dejaba de optar por ciudades más próximas, como hizo con Valencia, Palma o Barcelona, y también de conceder un permiso de residencia temporal, que sí había otorgado antes a los migrantes rescatados por el Aquarius o el propio Open Arms.

Casi cinco meses después, las 308 personas que viajan desde hace una semana a bordo del buque de rescate de la ONG catalana han pisado tierra firme, de nuevo, en el muelle de Crinavis, unas dependencias que la Autoridad Portuaria de Algeciras posee en el término municipal de San Roque (Cádiz). Al igual que en agosto, el Ejecutivo ha decidido aplicar el „protocolo habitual“ para quienes llegan en patera a las costas andaluzas.

Ambas decisiones no se hicieron públicas hasta este jueves, durante las horas previas al desembarco. Hasta la tarde de ayer, la tripulación no sabía si finalmente se debía atracar en el Puerto de Algeciras o en Crinavis. En agosto, el Gobierno defendió que este último puerto era el „mejor adaptado“ para la recepción de migrantes.

En el interior del barco, los ocupantes se han despertado antes de lo habitual, con las luces del Peñón de Gibraltar como faro en la oscuridad de la noche. Amanecían poco a poco, familias y niños por un lado, el resto por otro. Giacomo, el médico, cuida de Tonia, una mujer embarazada de tres meses que ha pasado mala noche. Pero ha resistido a la travesía tras el rechazo de Malta y la falta de respuesta de Italia.

Koné sabía que llegaba a puerto. A Europa. Tiene tan solo diez años, viaja solo aunque le acompaña su amigo Adama, otro chico de 15 años. El menor ha empezado a repartir abrazos entre los voluntarios. Hace frío, pero él tiembla de tanto cariño. „Muchas gracias hermanos“, „os voy a echar de menos“, „gracias por salvarnos en el mar“. Es lo único que se escuchó a bordo del Open Arms mientras entraba en el puerto de San Roque. La música ha hecho despegar los pies del suelo a más de uno. Celebran estar vivos. 

Entre los voluntarios y la tripulación también afloran sentimientos de agradecimiento. Zara, una pequeña de dos años que se ha ganado el cariño de todos, jugueteaba. El momento cumbre se ha vivido pocos minutos después, cuando el buque ha entrado en el puerto. „¡Boza! ¡Boza! ¡Boza! [victoria]“, cantaban felices los recién llegados. Entre ellos estaba Sara, de Camerún, que ha dado un brinco y se ha levantado para corearlo con sus hijas pequeñas. Está feliz, dice, porque está a salvo y más cerca de encontrar a su hijo Djibril, de 10 años, que está en Malta después de cruzar el mar solo.

El barco ha atracado en torno a las 9:00 horas tras 1.100 millas recorridas con 137 menores, 70 mujeres y 241 hombres rescatados en el Mediterráneo central a bordo. Algo más de una hora después, comenzaban a desembarcar. Zara, en brazos de su madre y con un gorro de Papá Noel, ha sido la primera. Koné ha sido el último de los niños en bajar. Desde el muelle, miraba asombrado y saludaba a la tripulación, que se asomaba para despedirse de él. Koné sonreía. Está en Europa.

Minutos antes de las 14:00 horas, Issa Ali y Harun Hamad, dos jóvenes de Chad, eran los últimos rescatados en abandonar el barco. Los dos esperaron hasta el final para ayudar a la tripulación y mantener el buen ambiente entre la gente. „Estoy muy feliz y emocionado. Nos salvasteis la vida en el mar y habéis dado todo lo mejor para nosotros. Gracias, gracias, gracias“, se despidió Issa.

Además de agradecer „todo el esfuerzo“ al equipo, durante las despedidas muchos preguntaban si el Open Arms volvería a la zona de rescate en aguas libias, donde cientos de personas han perdido la vida este año. „Hay muchos hermanos que aún necesitan salir del infierno libio“, explicaba un joven de Sierra Leona.

Tras tocar tierra firme, los migrantes han sido atendidos en el puerto por el Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias de Cruz Roja. Fuentes de la organización humanitaria han confirmado a este medio que han activado el dispositivo que suele ponerse en marcha cuando llegan los rescatados por Salvamento Marítimo en el Estrecho o en el mar de Alborán. Este incluye una primera atención de emergencia con asistencia sanitaria en el caso de que lo precisen, alimentos y ropa. 

Posteriormente, según informa Efe, han pasado a ser identificados en el Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE), puesto en marcha en el mismo recinto portuario por el Gobierno central el pasado agosto. El centro dispone de 474 camas. De acuerdo con el protocolo habitual, los recién llegados en patera son retenidos en estas instalaciones gestionadas por la Policía Nacional durante un plazo máximo de 72 horas para proceder a su identificación. 

„En la práctica, es un centro de detención donde las personas son privadas de libertad por el simple hecho de migrar. No deja de ser una comisaría gigante con más servicios que los polideportivos. Es cierto que mejora lo que había, pero más por el desastre que había antes que por contar con condiciones adecuadas“, opina Diego Boza, del área de Migraciones de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA). En un informe reciente, el Defensor del Pueblo constataba „mejoras“ en relación con estas instalaciones „en relación con lo anteriormente observado“, pero siguió denunciando „carencias en las condiciones jurídicas con una asistencia letrada que, en general, no reúne los estándares mínimos“.

Open Arms mit 311 Boat-people in Spanien angekommen